CARTA A FELIPE VI
Su Majestad,
Somos la Plataforma de Víctimas del Alvia 04155, que agrupamos a un conjunto de víctimas y familiares de víctimas del terrible accidente ferroviario ocurrido el 24 de julio de 2013 en la curva de Angrois, cerca de Santiago de Compostela, la mayor tragedia ferroviaria de la democracia y, como consecuencia de la cual, hay 80 fallecidos y 148 heridos, algunos de ellos con lesiones irreversibles.
Han transcurrido casi un año desde que se produjo el fatídico accidente y las víctimas seguimos hoy absolutamente desprotegidas; desprotegidas no en el sentido de curar nuestras heridas, las del cuerpo y especialmente las del alma, de las que probablemente nunca nos recuperemos, sino desprotegidas por parte de los poderes públicos en lo único que nos importa: que se conozca la Verdad y que se haga Justicia.
Sin querer ser exhaustivos, le podemos resumir una serie de datos objetivos que podemos demostrar documentalmente:
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El Ministerio de Fomento nos engañó claramente cuando nos dijo que el tren en el que íbamos a viajar era un tren de Alta Velocidad con toda la tecnología punta que requieren esa clase de vehículos. Mentira. Ese tren, que alcanzaba velocidades de hasta 300 km/h no tenía frenado automático ni ningún otro sistema de seguridad para los viajeros, que no fuera exclusivamente la pericia del conductor.
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Al conductor no le hicieron las oportunas pruebas, recogidas en la Ley, que acreditaran su habilitación para conducir esta clase de trenes.
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El tren S730 es un híbrido, único en el mundo y según algunos técnicos consultados con graves incompatibilidades en sus componentes, cuya homologación exigida por la Unión Europea desde el año 2010 no ha sido acreditada por RENFE.
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Las balizas -mínimo exigible hasta en los trenes convencionales- no estaban bien situadas, las pusieron correctamente a los tres días del accidente, de haberlo hecho antes habrían evitado la tragedia.
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En el sistema ERTMS, que jamás ha estado instalado -según dijo en su comparecencia parlamentaria el Presidente de Adif-, se ha gastado el Ministerio de Fomento 164 millones de euros, no sabiendo las víctimas hasta hoy, a pesar de habérselo preguntado directamente a la Ministra, a dónde ha ido a parar ese dinero que ha sido pagado por todos los ciudadanos.
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La curva de Angrois, diseñada en los años 40, no cumple las condiciones técnicas exigidas en la Alta velocidad.
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A pesar de todas estas anomalías, nadie, absolutamente nadie, ha dimitido o ha sido cesado de sus cargos después del accidente.
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A pesar de que el Juez Luis Aláez ha realizado hasta su marcha una instrucción intachable, independiente, profesional y rápida, buscando en todo momento la Verdad y la Justicia, con unos autos basados en los claros indicios y, especialmente, en los informes periciales, que señalan toda clase de anomalías en temas de seguridad, el fiscal del caso, D. Antonio Roma, ha solicitado, por dos veces, la desimputación de los altos cargos de Adif imputados por el Juez; además, todos ellos se han negado a declarar por un acuerdo con el Ministerio de Fomento.
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La CIAF (Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios), que la Unión Europea exige sea independiente del Gobierno, como no podía ser de otra manera, ha elaborado un informe con la participación además del Secretario de dicho organismo, de otras personas dependientes del Ministerio de Fomento: el Director General de Seguridad en la Circulación de Renfe y el Director General de Seguridad en la Circulación de Adif; dicho informe, que las autoridades califican como "independiente", naturalmente mantiene la tesis oficial de que el único responsable del accidente es el maquinista. Pero nada dice del resto de las anomalías.
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Desde el principio de la investigación del accidente, las víctimas hemos pedido al Gobierno de la Nación la creación de una Comisión de Investigación Parlamentaria, ya que estamos en condiciones de afirmar que en el trágico suceso han existido responsabilidades penales y también políticas y que éstas últimas no se dirimen en los tribunales sino en la sede de la soberanía popular. Tanto el Partido Popular como el Partido Socialista se han negado reiteradamente a llevarla a cabo, negándonos un derecho democrático a las víctimas y a todos los ciudadanos, a pesar de que contamos hasta el momento con 66.500 firmas. Incluso, hemos tenido que leer con indignación declaraciones como las del Secretario de Estado del Ministerio de Fomento, Sr. Catalá, que ha afirmado: "si se dice que el siniestro fue de Alta Velocidad, eso tendría un perjuicio para la industria española" o las directrices del exministro de Fomento, Sr. Blanco a sus diputados: "no se puede apoyar una Comisión de Investigación porque esto puede volverse en contra nuestra [del PSOE]". Resulta patético e indignante.
Una vez apuntados brevemente algunos de los hechos, nos dirigimos a usted porque hemos escuchado con suma atención su Mensaje ante las Cortes Generales del día de ayer, con motivo de su proclamación como Rey de España. Y, como compartimos muchos de los mensajes que nos ha transmitido, queremos solicitarle que nos ayude en nuestra lucha por buscar la Verdad, hacer Justicia y defender nuestra Dignidad como víctimas y como ciudadanos.
Habla usted de la esperanza en el futuro. 80 víctimas ya no pueden tener esperanza porque su futuro no existe, se terminó aquel funesto día. En otros muchos casos, su futuro ha quedado seriamente mermado, lo mismo que sus ilusiones. Entre todos ellos hay padres, madres, hermanos, hijos, jóvenes, niños, para los que no se puede hablar de futuro.
Sabemos que su función no es gobernar, pero sí, como usted mismo ha señalado arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones y afirmando más adelante: Deseamos una España en la que los ciudadanos recuperen y mantengan la confianza en sus instituciones. Pues bien, podemos decirle con tristeza que nosotros ya no creemos en las instituciones, porque las instituciones nos han abandonado y se oponen a que ejerzamos nuestros legítimos derechos de saber la verdad y que se depuren responsabilidades. No creemos en unas instituciones que lo único que intentan es ocultar sus errores, sus negligencias y su incapacidad, porque los ciudadanos no significamos nada para ellos. No creemos en unas instituciones que lo único que buscan quienes las dirigen es mantenerse o alcanzar el Poder a toda costa, sin preocuparles absolutamente nada los problemas y las legítimas reivindicaciones de los ciudadanos Un Poder Judicial, como institución, secuestrado por el Poder Político, un Poder Legislativo amordazado por el Poder Ejecutivo. Esa es la cruda realidad.
Le podemos asegurar que nosotros no formamos ningún grupo antisistema radical, somos ciudadanos normales de todo tipo y condición: de derechas, de izquierdas, monárquicos, republicanos, pero todos sin excepción demócratas convencidos que, precisamente por haber sido víctimas, hemos podido comprobar que las instituciones, mucho más poderosas que nosotros, nos quieren acallar y ningunear.
Dice también en su discurso que está dispuesto a escuchar, a comprender, a advertir y a aconsejar y también a defender siempre los intereses generales. A este respecto, puede usted estar totalmente seguro que los intereses generales están en las víctimas y no en los que se ocultan y mienten, está en los ciudadanos y no en los que en vez de gobernar "mandan" sobre ellos. También dice usted que la Monarquía Parlamentaria debe estar abierta y comprometida con la sociedad a la que sirve, ha de ser una fiel y leal intérprete de las aspiraciones y esperanzas de los ciudadanos y debe compartir -y sentir como propios- sus éxitos y sus fracasos. Estamos de acuerdo. Y le podemos decir que las víctimas a lo único que aspiramos es a alcanzar la Verdad y la Justicia, no tenemos ningún interés oscuro ni oculto, tan solo la defensa de aquellos que ya ni siquiera pueden defenderse.
Hace usted alusión a las víctimas del terrorismo y nos parece muy bien, pues son merecedoras de todo nuestro reconocimiento y respeto. Pero hay también otras víctimas. como nosotros y otros muchos, que hemos sufrido la muerte de nuestros seres queridos a causa de negligencias graves por parte de los poderes públicos. Le podríamos citar muchos casos además del nuestro. En todos ellos, nosotros somos los vulnerables, los que pagamos las consecuencias de gestores políticos irresponsables.
Lamentablemente, en este momento, casi un año después de la tragedia solamente nos queda una esperanza: denunciar al Estado Español ante la Unión Europea por incumplimiento de las normas de circulación ferroviaria que los gobiernos tienen la obligación de aplicar, por no tener organismos independientes, cuando lo exige la legalidad y el sentido común, por no tener una democracia, como ocurre en otros países de la UE, en los que los gobernantes dimiten por causas mucho más nimias que las que ahora tratamos. Es bien triste que nuestra única esperanza radique fuera de nuestras fronteras.
El motivo final de esta carta es para hacerle una solo petición: que utilice su papel mediador con el Gobierno para que acepte la creación de una Comisión de Investigación Parlamentaria, en donde se depuren las responsabilidades políticas, si las hubiera, a cuyas reuniones podamos asistir las víctimas como invitados y que se acepten las intervenciones de los técnicos propuestos por todos los grupos parlamentarios, no en función del número de diputados, sino tan solo por el interés en la investigación. Es algo sencillo, que se realiza en muchos países de nuestro entorno y que es un ejercicio de transparencia y de democracia.
Queremos finalizar esta carta con un apunte final y perdónenos si mostramos algún prejuicio, pero ya estamos demasiado heridos con las conductas que hemos venido sufriendo hasta ahora: no queremos palabras vacías, tampoco queremos compasión ni lástima. Somos personas racionales y maduras que sabemos afrontar la realidad, pero que estamos dispuestos a luchar hasta el fin de nuestros días para saber la Verdad y que se haga Justicia.
Usted terminó su discurso con una frase de ese gran escritor universal, Miguel de Cervantes, en el Quijote. Nosotros queremos acabar con otra frase de otro gran escritor universal, William Shakespeare, que dice en Hamlet: ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas.?. Parece que la segunda opción es la única válida.
En todo caso quedamos a su disposición para aclarle cualquiera de los extremos mencionados en esta carta. Agradeciéndole de antemano su atención, reciba el testimonio de nuestra más alta consideración.